El incienso, los cantos de los monjes y el sonido de las campanas nos envolvieron, había cruzado esa muralla infinita y delante de mi descubria el tesoro de Ninh Binh.
Despues de teminar de comer el pedaleo me llevó de nuevo por esa carretera que ya conocia, iba a pasar muy cerca de mi hospedaje pero esta vez seguiría unos kilometros más adelante, en realidad no sé cómo o porqué me "sabía" el camino, pero algo me hacia dirigirme en esa dirección, más adelante el camino se bifurcaba, uno de esos caminos era la entrada al complejo religioso.
Algunas maquinas trabajaban en la carretera pero yo seguí más adelante, el lugar era muy amplio, un gran estacionamiento preparado para recibir cientos de carros y un lugar exclusivo para las motos y bicis. Al llegar a donde estaban algunas personas que parecian trabajar ahi inmediatamente, y sin preocuparse tanto por el idioma me dieron a entender que tenia que pagar uno 7 pesos mexicanos por estacionar la bici, me dieron un boleto y etiquetaron la bicicleta, eso es bueno, entre tantas no hubiera sabido cúal era la mia.
Habiendo pagado la cuota y preguntado a dónde tenia que dirigirme me enseñaron el lugar de entrada, por fortuna con mi entrada en mano, adquirida con un "descuento" que en la mañana había parecido una coincidencia, pero ahora se revelaba como una especie de destino premeditado.
Estaba completamente ignorante, no sabía que tenia que hacer ni a dónde dirigirme, pero vi un grupo de muchachos y sin pensar me uní a ellos, justo en el momento que se subían a un carrito estilo de golf pero más grande, ellos me adoptaron inmediatamente, poco despues me daría cuenta de que todos venian juntos y eran amigos, poco a poco cada uno comenzó a presentarse, algunos con más confianza que otros por la falta de su conocimiento en el idioma inglés. Junto con ellos venia una señora que, despues me dijeron, era su guia y no hablaba nada de inglés
El carrito avanzó por una especie de camino entre la maleza, desde el aire sería imposible ver que ahi había un camino, a los costados del mismo había banderas, una de vietnam y otro que no reconozco, se sucedían una tras otra de manera interminable, mientras tanto los muchacho me platicaban de dónde eran, cómo habían aprendido inglés y porqué estaban ahi. Una de ellas me dijo que había vivido en Canadá, otro chavo que había vivido en australia y otros más en Estados Unidos. Llegamos a nuestra primer parada.

Era una pagoda muy bonita, la señora nos explicaba cosas y uno de los muchachos me traducia en tiempo real lo que ella decía. El lugar era fascinante, y la vista de la estupa al fondo era simplemente increible, nos tomamos varias fotos y aprendimos sobre el lugar. En eso se me acerca un señor que parecia andaba un poco borracho, no entiendo cómo pero asi parecia, trató sin exito de hablarme en inglés pero ninguno de los dos podiamos darnos a entender, al final le pidió a una señora que iba con él que nos tomara una foto, este tipo de cosas más que molestarme me parecen muy divertidas, siempre cuidando mi integridad puedo identificar cuando un borracho es inofensivo y solo anda euforico, contento por ver a un mexicanito en sus tierras. El muchacho traductor me preguntó que si no me molestaba y le dije que en realidad no pensaba mucho en eso y que este tipo de situaciones me habían pasado muchas veces en muchos paises diferentes, una de las más memorables fué en Japón, donde un señor todo borracho trató de hablarme en inglés gritando a todo pulmón en el metro de Osaka, cosa que me pareció que se salía de las normas Japonesas, otra vez fué en Praga, pero ya habrá tiempo de contar esas anecdotas que no pertenecen a esta aventura.

Nos volvimos a subir al carrito y esta vez nos dejarían en otra pagoda, esta mucho más grande y bonita que la anterior, al centro una imagen imponente de Buda en color dorado brillaba como un trozo de sol rodeado de tantos adornos que no puedo describir, un par de monjes de oro colocados en los costados e imagenes de lo que parecian ser garzas, junto con jarrones, flores y todo tipo de ornamentos budistas hacían que la escena, a pesar de estár sobresaturada de elementos te impactara en todos los sentidos. Las garzas estaban paradas sobre la tortuga de la sabiduría y en el pico una flor de loto. Los más religiosos se hincaban frente a la imagen de buda y pedian o daban gracias con sus manos juntas, algunas veces tocandose la frente y haciendo una serie de reverencias repetidas rapidamente.

Los muchachos me enseñaron que para entrar a la pagoda hay que hacerlo con el pie izquierdo, no recuerdo la razón, pero a diferencia de lo que uno supondría, esa creencia de entrar con el pie derecho, aqui no aplicaba, frente al templo había un bonsai muy hermoso y a un lado una imagen del buda sonriente más al estilo chino
Poco a poco nos acercabamos a la atracción principal, la estupa más grande que haya visto hsta ahora, sentia que el día se estaba llendo, el sol se estaba acercando al horizonte pero todavia contabamos con buena iluminación. El carrito nos acercó lo más que pudo a la estupa, había que recorrer una especie de puente para acercarnos a la entrada, en eso, una persona que parecia que formaba parte del complejo se acercó con una camara profesional y nos tomó una foto, los muchachos me invitaron a estar en ella y es de hecho la foto que tengo en mi trabajo.
Era el momento de entrar y subir esa gran torre, la entrada no era para nada particularmente llamativa, de hecho era muy sencilla, como un hotel muy elegante pero minimalista, donde los elementos ornamentales brillaban por su ausencia. Subimos un par de pisos por las escaleras y algo en mi me decía que ese lugar ya lo había visitado antes, aunque estoy seguro de que nunca había estado ahi, había algo en las escaleras y el vestibulo que me hacian sentir un "deja vu" muy fuerte. Ya en el segundo piso tomamos el elevador que nos llevó hasta la cima, cuando la puerta se abrió pudimos ver un nicho en donde se encontraba una figura de buda de marmol rosa, y al rededor pequeñas estatuas de buda en las diferentes posiciones. Al frente había una mesa con ofrendas y en cuatro lados puertas que te permitian salir y observar la vista más espectacular de todo Ninh Binh
Desde ahi podria ver todas las montañas, los lagos y las pagodas, ya comenzaba a oscurecer y el atardecer junto con las luces encendidas del complejo hacían que la escena fuera alucinante, literalmente nos encontrabamos en el lugar más alto creado por el hombre en ese pueblo remoto, y realmente era alto. La oportunidad de poder estar al mismo tiempo entre lo que quedaba de luz y el encendido de las luces hacían que me sintiera muy afortunado
Despues de estar un rato disfrutando de la vista y donde algunos de mis ahora "compañeros" más religiosos hacian sus rituales era hora de bajar, todavia no terminaba nuestro tour y ya se sentia que la noche había caido. Llegamos de nuevo al carrito y esta vez nos llevó a otro lugar en donde había una imagen de algún dios hindú de cientos de brazos, color dorado y acompañados de elementos como flores y ofrendas, tambien había jarrones muy decorados rodeado por inscripciones misticas y al frente un espacio para realizar los rezos

Nuestra visita fué rapida, el tiempo comenzó a volar de repente, luego sin tanta ceremonia nos llevaron a un pasillo que parecia interminable, hay habia literalmente miles de estatuas de buda, y digo miles porque asi era, el pasillo parecia no tener fin, se nos comentó que no lo ibamos a recorrer todo porque nos llevaría mucho tiempo y ese era un elemento del cual ya no disponiamos. En uno de los costados de ese largo pasillo encontramos una puerta, salimos por ahi y el carrito ya nos estaba esperando, esta vez nos llevó de nuevo a la entrada del complejo, el tour había finalizado. Al estar despidiendonos el fotografo profesional que habíamos visto anteriormente se acercó a ellos y les dió una foto enmicada, la foto que nos había tomado, ellos dijeron algo que no comprendí pero luego uno de ellos se acercó a mi y me dijo que les daría mucho gusto si yo me quedaba con ella, muy agradecido acepté el obsequio y muy contento y con una gratitud inmensa por haberme recibido en su grupo me despedí de todos, una sorpresa nos esperaria en el futuro.
Regresé por mi bicicleta y comencé mi camino de vuelta a mi airbnb, una vez saliendo del complejo religioso recordé algo, el pueblo carece de luz mercurial en algunos puntos, con cuidado pasé por donde las maquinas habían estado trabajando ya que recordaba haber visto que estaban haciendo un pozo y no quería caer en él. Antes de regresar a mi cuarto pasé por la tiendita para comprar algo de comer, no tenia ganas de sentarme en un restaurante y esperar a que me prepararan algo, más bien quería solo una botana para poder regresar y descansar de un largo día que para este momento ya me había drenado las fuerzas. Esta vez fui a una tienda diferente, era más grande, compré algunas frituras y cosas que me llamaron la atención, algunas veces hay que experimentar, si no te gusta ni modo.
Un rato despues y con unas papitas de calamar había regresado a mi cuarto, sentado en una silla fuera de mi cabaña me puse a reflexionar de todo lo que había vivido ese día, Estaba muy contento, me sentia en paz en la tranquilidad de un pueblo silencioso y con ese sentimiento que uno tiene cuando sabes que vas a dormir bien gracias a que literalmente agotaste todas tus fuerzas.
Ninh Binh no solo me había mostrado su belleza, sino que había dejado una marca en mi alma, una que, como el mármol rosa del Buda, perdurará más allá del tiempo.
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